UN NUEVO DÍA [131]
Eres Señor del Sol, esa incógnita maravillosa
en mi vida, de nuevo clamando por la salud de un ser amado, otra vez levantando
el rostro y limpiando, sanando las heridas del alma, escuchando el trino de las
aves prisioneras, imaginando a los niños hombres de pies descalzos huyendo de
sus tierras, y advirtiendo a otros con sus manos untadas de sangre, y sus
teléfonos planeando maldad, pero tu aliento es certeza, nadie se va sin pagar la
cuenta. Doblo las rodillas ante mi Jefe amado, porque no soy nada, una pequeña
hoja que vaga en el desierto y busca una mirada tuya.
Hoy es un día 3, irrepetible en nuestras
vidas, un día cualquiera abrió la mariposa sus alas doradas, pues el dueño del
huerto quería a un ángel más, tiene tanto trabajo por hacer, que decidió que
era su hora, y nosotros solo tenemos que esperar un poco.
Entre angustia, esperanza, y un suspiro válido
para llenar de amor, iniciamos un nuevo día, temprano, luego en el primer rayo
de sol en mi ventana, ahí estabas, no tenías rostro, todos los rostros, todos
los ojos, eras tú.
Recuerdo tu voz, ¿era la tuya?, tan dulce que
el sueño tenía olor a rosas frescas: "Dile a tu muchacho que algo sucede,
algo no está bien”, y yo lo tomaba por el cuello y le preguntaba: ¿te sucede
algo hijo?, si pasa algo dímelo, porque ésta angustia no me deja dormir, estaba
en el más profundo de mis sueños.
Me levanté asustada, para mi sorpresa estaba
entrando a casa: ¿todo está bien
hijo?... -le pregunté-, "si madre, todo bien... todo bien", entonces
dormí de nuevo un rato y agradecí a Dios por mi descanso, despertar cuando llegaba a casa, sano y salvo, era otro milagro.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 3/13
Publicado por
RAQUEL en 17:49
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