domingo, 18 de agosto de 2013

BRINDIS [63]


 BRINDIS [63]

 ¿Repetiremos alguna vez éste nuevo día?
 El mar está bullicioso, antojado de cielo azul,
 irrepetibles olas llegan a una ardiente playa,
 que con paciencia espera el mágico sonido
 tan escondido, tan triste a ratos,
 pero lleno de sal de vida de nuestro hoy.

 No regresará el ayer,
 nunca los pasos del caminante
 que a la vera del camino descansó...

 Las estrellas no son las mismas,
 cada día un lucero brillante asoma
 y llena de piedras azules el cielo,
prisioneras de lágrimas azules
 bordadas con la gracia del Pintor.

 Te sueño, te extraño, ¡te comulgo!...
 Te diviso en la oración del domingo,
 te encuentro en el silencio de una flama,
 te busco en el canto de un ave prisionera
 pero hace rato tu jaula fue abierta
 para que volaras y nunca regresar.

 No puedo estar triste,
 debo ser feliz cada segundo,
 ¿acaso para mí no llegará la muerte?,
 es la promesa más cercana de un reencuentro
 en espera de bailar sones añejos en un sol lejano
 dónde está mi parcela prometida junto a ti.

 Se llena de frutos el viñedo,
 los obreros recogen de sus abundancias
 uvas rojas, morenas, verdes, trigueñas;
 todas llegaron para un brindis,
 todas las copas ansiosas de besar
 se juntan para brindar
 por el único motivo que vale: ¡vivir!

 Dejemos que suenen las campanas otro día
 no será hoy que estamos vivos en un sueño,
 tan pasajero como mi estrella azul
 que marchó contigo en un amanecer,
 y hoy brilla en infinitas letras
 recordándote más que ayer.

 Vale un brindis por éste momento,
 lo haremos por las manos que me acariciaron,
 por los ojos que me vieron crecer,
 por las flores de tu corazón abierto;
 lo haremos por nuestros hijos que marcharon,
 por los que han quedado...

 Sí, lo haremos por la vida
 que todo lo vale.

 ¡Salud!

 Raquel Rueda Bohórquez
 Barranquilla, agosto 18/13 




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