¿VES
A ESE VIEJO? [81]
Ese
viejo que se arrastra,
que
tiene las manos curtidas y sucias,
las
uñas esconden su propia miseria
y
sus pies parecen pezuñas...
Ese
viejo de mirada nostálgica
que
en vez de ojos, oscuras gafas;
tiene
bajo ese alero de cristal
roto
el corazón, ¡dolida el alma!...
Lo
vi caminar tan lento…,
parecía
una gaviota herida en el camino
donde
el caliente sol secaba su traje
para
robar sus pálidos inviernos.
A
él le robaron todas las letras del diccionario.
Enmudeció,
y de vez en cuando gritaba:
¡Tengo
hambre!... ¡tengo sed!...
Dame
un poco de tus harapos viejos
para
cubrir mi desnuda piel
y
tranquilizar el frío que tiembla en mí.
Ayer
no caminaba...
Bajo
un árbol lo encontré esta vez.
Sus
gafas ya nada ocultaban
cuando
un brillo extraño
en
sus ojos divisé...
Es
que ya no tenía prisas...
Sentado,
abrazado a sus huesos,
abrigado
con la sombra del ardiente sol;
se
fue, ¡sin darle siquiera un beso!
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 20/13
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