LINDA
MI MADRE [1]
De
todas las bellezas
de
todas las flores
entre
diamantes y joyas:
¡Linda
mi madre!…
Ella
es un pedazo de Dios.
un
regalo del cielo
que
bajó en forma de madre
para
regalarme la vida
en
medio de risas y cantares.
Es
la naciente primavera,
el
manantial visto en sus ojos,
la
pradera y el girasol escondido en ellos,
la
paloma torcaz anidando,
prisionera
de amor.
¡Linda
mi princesa!
Cada
sonrisa y cada palabra
son
la voz de un ángel olvidado tantas veces
en
el rincón de su mesita café
con
un rosario en sus manos.
Entrañable
amor, inolvidable…
Cada
mirada tuya de verdes praderas,
cada
palabra, trino de un sinsonte,
sin
equivocarse en cada estación de la vida,
para
trinar agradecida,
a
ese Dios invisible y palpable.
Ella
es el rosario de perlas de nuestra
mirada
la
honda melancolía desde ahora
cuando
la mariposa de colores fascinantes
con
aura de ángel, se despide,
con
los ojos bien abiertos
volando
a ese sol divino
que
sus labios pronunciaron.
Desteñidas
están mis flores,
el
arco iris pálido sin tu presencia.
Mi
violeta pequeña de olor inconfundible:
Entre
tus pechos abrigados
y
tus mullidas piernas un consuelo,
si
a la luz de los cocuyos
te
vislumbro en el cielo.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 30/13
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