viernes, 19 de julio de 2013

EL RESPLANDOR [90]

EL RESPLANDOR [90]

La belleza no se puede describir con palabras, lo de afuera es como el brillo de un diamante, pero es de su interior de donde brota esa luminosidad que la hace ser, lo que muestra al exterior.

El resplandor de una persona está en sus buenas acciones, es su real belleza, porque finalmente, lo que vemos como bello, es un traje que sirve de cofre a lo invisible, y es aquello que no podemos ver, lo que nos permite soñar que existimos al  respirar, pues sin aire no somos ni belleza ni fealdad, ni hoja seca que se pierde entre las aguas de un lodazal.

Nos engañamos en la belleza de una flor, pero su magia no está en lo que podemos ver, sino en lo que no es visible, su perfume, el alma que se esparce suavemente, hasta desaparecer.

Vivimos gracias al aire, a la brisa fresca que nos besa y  acaricia, pero no es la brisa en sí es la  magia que la convierte en hálito de vida que alienta nuestros pulmones, y que impulsa la maquinaria de nuestro ser, para que exista y palpite, y el milagro de lo invisible es lo que nos permite creer en Dios, ese sentir es el alma misma convertida en aliento, pues sabemos que está ahí, pero no la podemos ver ni tocar, pero su magia es infinita, es sonido y cantar bajo la lluvia, es intensidad, fuerza, luminosidad de rayo sobre las montañas y gemido fuerte de las olas que danzan hasta morir felices en la playa, para repetirse una y mil veces en el mismo sueño…

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 18/13    

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