EL
ESCARABAJO/A Nairo Quintana [60]
Se
estremece el corazón
ante
la victoria de alguien,
y
más, si uno de los nuestros se viste de gloria
en
medio de su gran humildad.
Viene
el sol con su gracia infinita
nos
adorna de luz como ciertos días,
y
se oculta temprano
para
besar otras playas,
otras
montañas con dulce ambrosía.
Cruza
el sendero, el atajo,
el
camino escabroso...
¡No
temas a nada ni a nadie!
Ya
aparecerá tu próximo ocaso
donde
seas reina o rey,
en
el corazón del alguien.
Los
escarabajos suben y bajan la cuesta,
no
les importa el atajo, la roca puesta,
se
esfuerzan, se afanan
y
al final del camino, la victoria,
como
vencedores pequeños
que
serán grandes en días aciagos.
Y
llegó el muchacho,
el
más pequeño ante la mirada de muchos,
pero
Dios lo tenía para ser grande
entre
asuntos de hombres,
porque
el más arrogante
será
mínimo ante sus ojos,
el
más soberbio será pisoteado,
para
dar paso a los humildes.
El
escarabajo entregó todo su ahínco
con
su mirada puesta al norte marcado,
y
al final del camino, las rosas, los besos,
champaña
cual lluvia de perlas
que
del cielo bajaran.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 22/13
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