UN
HOMBRE [57]
Un
hombre que acepte que se equivocó,
que
no se encapriche de sus labios
como
de la miel los colibríes.
Me
gusta un hombre que no mienta,
que
sea tan varón como un lirio en el valle,
que
perfume sin el vicio del ardor
pues
todas somos madres.
Un
hombre que no denigre de una mujer.
¡Qué
gran hombre, aquél que de suerte me tocó!:
Un
padre de cálidos ojos negros
que
a mi madre algunas veces engañó
pero
su devoción por ella
jamás
mermó.
Pero
sí, al fin y al cabo hombre,
pues
de su voluntad la fiebre y el calor.
Allí
donde la pasión los vuelve machos
siendo
cabros saltadores,
que
entre alambradas de potreros oxidados
su
gran hombría se quedó.
Que
se calle cuando deba hacerlo.
¿Una
mujer al fin es su rival?
¿Por
una mujer siente tanto odio?
¿No
fue una mujer quien lo parió?
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 18/13
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