lunes, 24 de junio de 2013

SEMBRADORES/A Pablo Neruda (26)

SEMBRADORES/Pablo Neruda  [26]

Poeta sembrador:
donde tu voz se hizo templo
hoy el desierto son arenales
sembrados de miseria.

Se derribaron los viejos y no hay reemplazo;
se revienta a nuestra madre, y no hay cantores como tú.
Vicio, sevicia, el hedor a sangre fresca,
eso es lo que alimenta la tierra
desde que partiste.

También vine a cantar, pero estoy llorando…
También vine a vivir, pero cada día muero.

El campesino errante, castigado, lleva su carga;
una bolsa de lona es el cofre de sus tesoros /sus viejos harapos,
la foto de quinceañera de la niña, una taza para el camino
las viejas alpargatas…

Su alma tiene la rabia del maltratado
y mañana una revolución de mentes nuevas
levantarán sus manos llagadas.

Aquí estoy, trino como el canario prisionero,
la voz del cantor marchó contigo,
cualquier tarde.

Los males del mundo se acrecientan
como de los madrigales, Neruda, el poeta,
el hidalgo de voz apacible y cansada
donde la tristeza anidó en su comarca,
y se quedó viendo hacia las nubes blancas
cubierto de una bandera ausente,
y sus obras,
parecen los cerros de mi patria,
encendidas…

Y del fuego, las cenizas han quedado…
Tus palabras de profeta, tus letras mágicas,
cual una pequeña quebrada que se convirtió en río,
como la voz de una niña después de ultrajada.

Ya, ¡silencio!...
Siembro de lo poco,
pueda ser que las semillas germinen.

El hombre se adueña de todo, hasta del trigo,
de la bondad de crecer en tierra fértil.
Quieren ser dueños del cielo y de las estrellas,
se quedan con el mar y sus peces.

De nuestra voz y pensamientos nos hacen prisioneros,
nada podemos hablar, hemos de cuidarnos
como cuida el tiempo, tus versos tristes de amor,
y guarda el tiple una voz, para cantarla contigo,
donde una estrella pasajera nos ilumine el camino.

Yo también vine a cantar poeta,
¡pero estoy llorando!...

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, junio 23/13

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