A
MUERTE [144]
Me
llamó la palabra
cual
si fuera oscuridad.
Siendo
una huella tal vez
difusa
viene con dientes de plata
en
lóbrego traje.
Vanidad
se hizo a un lado.
Marchó
soberbia,
bajó
el rostro arrogancia
y
demarcó en sus labios
la
sonrisa eterna.
No
hay guadaña…
Es
una sorpresa, la sorpresa
que
nos impulsa y eleva.
Tal
vez un llamado le incite.
Enmudecen
blancas auroras
y
el mutis del ruido
si
esa luz extraña nos llama
a
un sendero sin alas.
Una
llama sin vela
una
barca cruzando,
una
mano que llega
una
luz que no hace sombra.
Al
fin, no hay sobresalto.
Se
congela el tiempo en los ojos,
Y una
garza espera su ocaso.
Bulle
la vida de nuevo,
pero
ella, la parca desnuda,
se
convierte en la sombra
que
ríe a carcajadas.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
junio 1/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario