CON MARY SOCO [7]
Mary
Soco Rueda, nos han advertido que habrá días lluviosos... tristezas, si las
hay, serán cuento de otro tiempo, y nos veremos a los ojos como ayer, abrazadas
cantando en el pequeño jardín. Al “gorrión”
de Vicky lo dejaremos libre, para que anide sobre el ciruelo de las viejitas
envidiosas.
¿Qué
te podría decir?: padecer nos desnuda el alma, pero nada es para siempre, todo
viene y pasa, se corrompe la piel bajo la lluvia, los azahares perfuman un
rato, para convertirse en agridulces frutos.
No
mires hacia atrás, ni creas que tus sufrimientos superan los de otros, siempre
observa bajo tu hombro, ¡no más arriba!, descubrirás que mientras tienes algo, muchos,
sólo tienen la piel que los cubre, y están con la palidez de la muerte, y el
susto que produce un comején, que de a poco se roba el aliento.
¿Has
visto pasar al viejo que se arrastra sobre las nalgas, qué ni una silla posee,
pues sus brazos tienen la fuerza de un gladiador, y de a poco, llega a su
hogar, con unos boletos de la suerte, que nadie gana?
Descubre,
tal vez debamos hacerlo las dos, que tenemos un poco de tiempo para vivir,
disfrutar del paisaje presente, de éste segundo que nos regala la vida, para
que nadie pisotee nuestro rostro, y la sonrisa sea más, que el dolor.
Quítate
la máscara, aprende a ser, sin pensar lo que otros dirán de ti, nadie lleva a
tu casa un mendrugo de pan, tus manos lo
consiguen por la voluntad de alguien más fuerte y poderoso, que no deja ver el rostro, pero es el perfume de las
flores que aparecen ante nuestros ojos cada instante.
Derriba
esa hamaca que te atormenta, quita las rocas que te estorban el camino, y
ofrece un sacrificio, el de ser feliz tal vez sea válido; es el único que tenemos
que buscar, porque de lo contrario, el dolor será el ganador siempre, y
nuestros labios temblarán, como una paloma asustada ante su depredador, o una
madre abrumada, ante la ausencia de un hijo.
Hemos
vivido mucho más que otros, ya es una ganancia tener los años que tenemos, tal
vez no los supimos vivir, pues nos dedicamos a buscar cosas, en vez de
felicidad, y ella en lo más simple del universo, ¡búscala dentro de ti!
Me
doy un espacio a la meditación, cierro los ojos en mi soledad y busco un
diamante perdido entre el cielo estrellado, me abrazo a la esperanza de mis
alas abiertas, y en esa estrella que deja un hilo bajo la luna, a él me
aferraré, para ser una cometa que se deja llevar de la voluntad de alguien
grande y poderoso, y me da un espacio para vivir un segundo más, encontrando
felicidad en el espejo de otros, que sufren mucho más, que tú y yo.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
junio 29/13
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