Ramírez Rafael.
DE
AZUL [3]
De
azul se viste el cielo cada día,
el
mar, mi adorado amante de siempre
donde
su tibieza inspira un verso,
y
sus olas se arrodillan ante la playa.
De
azul es la mirada de mi hija pequeña
la
niña grosera de a ratos,
y
el ángel de muchas veces.
Los
ojos de mi abuela grande, María Antonia,
la
señora vestida de muchas pecas y dorado cabello
que
alguna vez visité una tarde,
recordándola,
sin saber la razón,
con
un rostro limpio
y
algodones blancos en la boca.
Es
el azul la meta de cada día...
Espero
sobre la rama desnuda,
la
misma de ayer que me sostiene,
donde
tejo pequeños versos sin temor,
y
me atengo a lo que sale,
de
ese loco que toma asiento a mi lado,
brindando
con una copa llena de amargo licor,
¡por
la vida!... ¡por el amor!
¡Por los dos!
¡Por los dos!
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
junio 30/13
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