lunes, 17 de junio de 2013

SI LA LLUVIA [65]


SI LA LLUVIA [65]

Cuando la lluvia,
la puerta abierta,
entre rojizas aguas
bajaban desbordantes luceros.

Qué rico el baño,
desnudos en sus heladas aguas
y el viejo, escopeta en mano
por si algún aguilero.

Es que mi viejo tenía esa maña
que por creerme santa,
se la quería ocultar…

En un cajón de madera
donde las abejas todavía eran mansas,
pequeñas aves de tonos amarillos,
sus amadas niñas abejas,
solían robar.

¡Los hifueputas aguileros! /gritaba el viejo
y levantaba con ánimo su escopeta,
que algunas veces
se enredó entre mis manos,
con tal enojo,
que de a poco, el cucho,
dejó tan mala maña.

¡Dejen la bulla hijos!...
Si al patio van
no abran las naranjas,
pues su ácido las enoja.

No griten…. ¡shhhhh!
No huelan maluco,
porque ellas aman
los brotes de azahares
y los perfumes
de las más hermosas flores.

Y así pasaba el tiempo,
mi viejo bajo la lluvia,
un traje de gladiador
con pequeñas mallas,
y entre las manos
chorros de oro puro,
en nuestra boca pedazos,
trozos gigantes de panal.

Y en sus ojos…
¡Santo Dios, en sus ojos
ese brillo inmenso,
que hacía del alma
manantiales brotar!

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 17/13 


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