ANOCHE (97)
Fue una larga noche;
de nuevo el demonio de los dientes
como un depredador de vida...
Una vez más el corazón como un volcán
a punto de estallar.
Cuando los hijos sean padres
ahí será que comprendan.
No espero crezcan con sus vicios
nada de mi amor ha sido negado,
y de lo poco, mucho más les he brindado.
Ha sido otra noche en desvelo,
una agónica noche de madre.
Se resecaron mis tetas de llorar
y mis ojos de suplicar.
Allá va mi cabrita... ¡allá mi cervatillo!
Se queda el nido vacío
no hay enojo... retorna la vida
y de nuevo mi alegría al saberte,
al sentir el temblor de tu pecho en el mío.
Y entre los suspiros, los guaduales firmes
las palmeras arrogantes ante la vida,
y mi Jefe, dispuesto a dar una lección
para que respeten, y aprendamos a vivir.
A dar perlas del corazón
a quien las merece;
a quien las merece;
no dagas para quebrantar el alma.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 12/13
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