lunes, 10 de junio de 2013

A TU PUERTA (121)


A TU PUERTA [121]

¡Tantas veces ahuyentado
cual perro de tu puerta,
con tus ojos enmarañados
en mi rostro!

Aquí hay suciedad acumulada,
putrefacto mundo que guarda el olor de mis paredes,
corroídas paredes que consumo de a poco.

¡Detente!... no lleves tanta prisa, mira mis manos,
se cansaron de recorrer caminos, de buscar trabajo,
me ausenté del mundo entre hierbas oscurecidas por el sol
¿y ahora, dices que una escoria soy?


¡Deja la prisa!
Descansa un poco cerca de mi rincón,
mi perro vagabundo como yo
lame mis heridas y me acompaña,
nuestro caminar no tiene puerto ni bahía,
se pierde en las canecas con mis poemas,
en donde consumo un poco de tus desperdicios.

Ni orar quiero,
me cansé de doblar las rodillas
por miedo a herirles más.

Regálame uno de tus trajes,
pero no los que se parezcan a mí,
dame uno nuevo, para que digan que soy un hombre,
una corbata para que no rían los que pasan
y no dejan ni siquiera una huella
de su tan mentado ser humano, por aquí.

Dame un maletín para cargar mis harapos desteñidos,
y por favor… ¡regálame una mirada!...
Observa que caminé tus mismos pasos apresurados.
Ahora, no sé hacia donde correr...

Cuando a tu puerta llame,
no me mires con desprecio.
Muchos ricos siguen mis pasos,
la vanidad se pierde con el hambre y los harapos viejos.

Mi dignidad es la sombra que me persigue,
nadie quiere mi olor a mugre, a viejo de dientes podridos,
ni el huerto donde descanso con mis inmundicias,
ni éste olor que sabe a pobreza de corazones
donde mi vida es la sombra de un cóndor,
pasando sobre un pálido cielo que no alcanzo a ver.

Si no me vas a dar nada, no te rías ni te burles,
tendré que ir a tocar a otra puerta,
pero ésta vez, me vestiré de mujer.

Raquel Rueda Bohórquez 

Barranquilla, junio 9/13

No hay comentarios:

Publicar un comentario