Anderson viendo al horizonte. 
LO
SABÍA (137)
¡Lo
sabía! 
Era
ese algo infinito...
Temprano
le vi,
el
mar estaba  agua marino
y
mi corazón más aprisa latía...
Lo
imaginé 
que
después de lo poco, 
¡lo
grande!...
Volé
hacia el cielo abierto de mis fantasías,
hacia
la montaña plasmada en blancos y celestes.
Lo
soñé, y ahora que mi sueño es cierto,
a
ratos no lo puedo creer... 
Tanta
belleza me conmueve 
y
me abrazo a todo,
río
por todo, 
navego
sobre las estrellas;
y
en el ocaso,
siempre
en el ocaso los recuerdo.
Raquel
Rueda Bohórquez
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