jueves, 2 de mayo de 2013

ENMUDECIDA (175)

ENMUDECIDA (175)

Enmudecida, es verdad;
mi corazón es una roca,
tal vez la lluvia de mis ojos
tendida como sábanas escarlata
en la desnudez de un verso,
si en mi delirio,
tantas veces anuncié que te amaba.

Muda; soy un búho en una rama,
 alguien destruye el nido,
sus perlas blancas se las roba el viento,
ese reloj que marca el día
y que de a poco
nos está matando, 
nos está hiriendo.

Encontré la olvidada estación
donde mis palabras quedaron
y también un libro blanco olvidado
con pequeñas notas 
que se lleva el ruido del día.

Enmudecida ante todo
triste y dolida nuevamente,
pero el sentimiento se queda,
el amor es como lluvia
que sólo empapa, para que florezca la vida,
entre sinfonías nos alejemos
y entre notas fúnebres
nos despidamos.

Suenan de a poco las campanas,
¡no las mías!... mi pobre corazón no suena.
Espero la paciencia del amor no duela tanto,
aguante el ruido de las carcajadas ante mi desnudez,
y espero del sol de cada día en mi ventana
cuando pienso que no te volveré a ver.

Ya no hay son de carcajadas...
Se borraron los compases de otros tiempos;
vuela la golondrina sin tonadas,
y sus en plumas de seda 
las estrellas hacen gala.

¡No regresarán! 
Pero una pluma de colores fascinantes
descansa tibiamente sobre mi almohada.

Cierro los labios y muevo los dedos...
Se agita el pensamiento para volar
y me entrego, me abandono a tu voluntad.

Soy hoja que el otoño descubre
viendo desaparecer su verdor
entre colibríes de esmeraldas adornados,
y rayos de luz, que se mezclan con el mar,
para convertir en oro sus entrañas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 2/13

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