A UN AMIGO [8]
Hola mi querido
amigo, no tengo pluma en mis manos, ni libreta, pero si estoy frente a mi hoja
en blanco de hoy.
¡Quisiera decirte
tantas cosas!, pero cada palabra se ahoga, pues no quiero pasar por arrogante o
soberbia, aunque de esto
tengo un poco, es válido, entonces no tendría con qué defenderme.
Tantos días, muchas horas compartiendo, mi vida
entera puesta en el tapete, tu amistad, que pregonabas era la más sincera del mundo,
la mía, mis locas y necias palabras donde nos buscábamos para reír a
carcajadas.
¡Cómo pasa el tiempo!... se olvidan los sueños en las
enramadas, mientras el mirlo va y viene con pequeñas ramas, y se construye un
nido, y nos llenamos de esperanza ante los sueños ajenos, y creemos que los
nuestros serán realidad cualquier día.
Cada vez un poco más vieja, sí, el tiempo no pasa
en balde, nos llenamos de pecas y pecas, de penas y penas, y pocas alegrías;
pero vamos copiando de cada día un poco, escribiendo un tanto para que no se
olvide, pues a ratos mi mente queda en blanco, tengo que correr y regresar al
mismo sitio para saber en qué pensaba, y aunque te parezca imposible, mi
pensamiento siempre has sido tú.
Un recuerdo de un atardecer, de una cálida
quebrada, de un desliz de tus manos y el temblor de mi cuerpo...
No es malo recordar, finalmente los recuerdos nos
mantienen despiertos, no comprendemos los caminos de la vida pero ahí están, se
van los más pequeños y nos quedamos los viejos, para ver algo, tal vez ellos
aprendieron primero lo que tenían que aprender, para regresar al sitio de los
sueños.
Hoy te escribo porque no quiero que te pierdas de mí, pues estás pegado como la hiedra sobre la roca, como el canto de amor sobre un
pequeño árbol que hoy ha de estar gigante, con nuestro corazón entrelazado,
sin saber que el destino nos separaría.
Sabes que es para ti, ¿a quién más podría hablar de
mi amor?
Tantos años compartidos en el mismo sitio, soñando
los mismos sueños, bebiendo de los mismos labios y empapándome de tu sudor
joven y llenándome de tu sonrisa abierta.
Me queda algo de ti:
Esa promesa de amor viendo hacia la luna, donde le
pedimos a la misma estrella que siempre estuviéramos juntos, y ahora mi
pensamiento te reúne. Esta noche saldré de nuevo a recordar esa promesa,
aunque el cielo esté sin estrellas.
La fuerza de mi amor está aquí, nada ha cambiado...
siempre estarás en mi corazón y nadie ocupará ese sitio que es tuyo, aunque te
hayas ido, y en algún sitio, en alguna vereda te encontraré, y sabré si aquel
"te quiero a morir", era una realidad, o sólo la copia de esa linda melodía
para que me ilusionara.
Te quiero,
Raquel Rueda Bohórquez
31 5 13
No hay comentarios:
Publicar un comentario