BESOS (158)
Me sorprende la noche,
enciendo los labios y pienso en ti, Soledad,
mi amiga de siempre;
y los arreboles de éste tiempo
me toman de nuevo en el mismo sillón.
No estás ausente... ¡Estás aquí!...
No has marchado;
te has quedado en mi huerto
te has quedado en mi huerto
y estampo un beso en la brisa
para que el aroma llegue a tu corazón.
Mañana no sabré de mí,
seré flor en otro invierno,
otro verano me tomará desnuda
pensando en ese sueño pasajero
que voló como el agua hacia las nubes
y me dejó viendo hacia el cielo.
Raquel Rueda Bohòrquez
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