ÁGUILA (159)
Decidí gritar que anhelo volar;
entonces la brisa propicia me anima,
no hay desespero si la tibieza asoma
y tomo el consuelo del día a día.
Duro creer que tomo la vida...
¡No es verdad!,
permito viajar el alma de alguien.
permito viajar el alma de alguien.
Me convirtió en garras y pico el destino
para que mi labor fuera cazar.
Más no es mi motivo el dolor...
Sólo busco un poco de alimento,
y al dejar de latir el corazón,
vuelo un poco más, y me ausento.
Sobre entretejidas ramas, mi razón:
Sus chillidos alertan.
Cual flecha de Cupido,
advierto que sin ellos nada soy.
advierto que sin ellos nada soy.
Y un impuso donde se crece el amor
que un gran Mago dejó en mi alma,
permite que vuele una vez más
y baje aprisa,
a calmar sus ansias.
a calmar sus ansias.
Raquel Rueda Bohórquez
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