lunes, 20 de mayo de 2013

AMIGO POETA/MAB (58)

AMIGO POETA/MAB (58)

No puedo olvidar que aquí puedo soñar, que en este mendrugo de pan, un poco de mi alma se atiene a un mañana, puedo calmar mi hambre de poesía y conocimiento, tal vez pruebe contigo un poema completo, donde mis ansias no agonicen y mi deseo no me pervierta. 

Quiero que inicies un verso, las mentiras de cada uno nos convertirán en amantes, sin importar ojos azules o verdes, que las letras se unan, se mezclen y hagan el amor entre ellas.  Creo que cada palabra tuya me ha llevado a otra, que he perdido gracias a ti, el miedo a explorar y a continuar.

Por eso amigo, no hay imposibles, si los sueños nos dejan pequeñas alas en el alma, y con ellas podemos volar tan lejos como nuestro pensamiento nos permita.

Quiero hacer ese vuelo en letras contigo, ser una corrupta, una  ingenua niña, una gran actriz que se desnuda y se cubre, si el telón se antoja de sus cambios en escena.

Que bonito ha sido caminar a tu lado en silencio. Este mundo virtual abrió una puerta cerrada para mí, aquí puedo escribir lo que pienso, sin importar las críticas de las personas que solo entran a juzgar y castigar severamente, a pesar de que el mundo ya nos ha castigado y la vida misma ha dolido tanto.

Sólo quiero decirte compadre, que soy un ave de corto vuelo, pero no por eso menos ave que un cóndor, que mis palabras son tan sencillas como una hoja, pero no menos hoja, ni menos roble, pues así, una a una, las plumas de un cóndor se elevan, y sin caer a precipicios de locura, se abandona, para dar espacio a sus plumas y garras de crecer de nuevo, al igual que hoja a hoja, un árbol es gracias a esas pequeñas niñas que de verdores nacieron, para morir doradas bajo el sol, sin importar la estación.

Voy a cazar contigo una primavera, no importa si en este otoño mis ramas cambian, o se reseca mi corazón de a poco, pero será la primavera más hermosa.  

Al fin mis pequeñas letras estarán unidas a las tuyas, para mostrarle al mundo que podemos, que una codorniz puede ser águila si se lo propone, pues es tan veloz como ella, aún sin tener sus plumas, y tan ágil, que sus ocres colores la ocultan de su depredador, entre ramas resecas de las praderas, para proteger a sus niños, y callar en el momento adecuado para que nadie los dañe.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 20/13







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