Azulejo. Imagen: Liz Nayibe Alvarez R.
VERÓNICA
[9]
Entre sonrisas me antojé de lo atezado,
de los navegantes azules
Entre sonrisas me antojé de lo atezado,
de los navegantes azules
que
marcharon con el viento.
Recuerdos
de nudos blancos y rosas rojas
pero entre todos ellos, el de rubio cabello
que se lo llevó el ocaso un mayo cualquiera.
A él le entregué la perla de los mares.
¡Le amé tanto, y lo amo
pero entre todos ellos, el de rubio cabello
que se lo llevó el ocaso un mayo cualquiera.
A él le entregué la perla de los mares.
¡Le amé tanto, y lo amo
tanto
que no lo olvido!...
Alguna vez declaré mi amor a los cuatro vientos:
"¡como a él lo quiero, madre!"... "no habrá otro,
no hay nadie que se le parezca
y será mi amor a través del tiempo".
La niña de blanco rostro y azules ojos
corre y corre tras los aromas más brunos,
entre desórdenes de trajes de colores
se
le va el tiempo,
se
le quedaron las sonrisas atrapadas
y sus lágrimas entre melodías,
y sus lágrimas entre melodías,
que
bailan melancolías.
Ya no está, pero queda el día para recordarlo,
queda la noche y el silencio nos atrapa,
otra vez despiertos;
regresa una fecha,
un mayo 3...
Ya no está, pero queda el día para recordarlo,
queda la noche y el silencio nos atrapa,
otra vez despiertos;
regresa una fecha,
un mayo 3...
¡El
corazón palpita!
Lágrimas caen, son cascadas salobres,
y un rosario de penas comulga de nuevo
Lágrimas caen, son cascadas salobres,
y un rosario de penas comulga de nuevo
entre
los dedos de una madre.
Danza mi niña por los escalones de la vida,
un tropiezo tal vez y nada queda;
un recuerdo sobre un clavo en la pared,
las sonrisas y gritos de niños,
el amor por siempre
atrapado
en el ayer…Danza mi niña por los escalones de la vida,
un tropiezo tal vez y nada queda;
un recuerdo sobre un clavo en la pared,
las sonrisas y gritos de niños,
el amor por siempre
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 29/13
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