RECUERDOS
[116]
Sucede
hoy en el espacio del gran amigo,
el árbol que se amañó cierta vez conmigo
y sabía de palabras y secretos;
ahí también divisé algún necio escondido.
el árbol que se amañó cierta vez conmigo
y sabía de palabras y secretos;
ahí también divisé algún necio escondido.
Han
regresado los recuerdos,
una enredadera parecía tener alas
frutos jugosos de los que me deleitaba,
y la razón de ver tus ojos siempre
tan negros, que de noche se quedaban.
El arenal donde alguna vez una rosada víbora
y el canto de un pequeño pajarito –eso creía-
pero en realidad una rana devoraba
en tanto tus labios besaba.
una enredadera parecía tener alas
frutos jugosos de los que me deleitaba,
y la razón de ver tus ojos siempre
tan negros, que de noche se quedaban.
El arenal donde alguna vez una rosada víbora
y el canto de un pequeño pajarito –eso creía-
pero en realidad una rana devoraba
en tanto tus labios besaba.
¡Qué duro fue!, la muerte es una elegía
el dolor te atrapa y te roba todo
quedando la esperanza
de
un mañana para otros.
Vienen la evocación,
Vienen la evocación,
así
las aves de otros lugares,
garzas blancas y gaviotas navegantes;
cirios encendidos en los ojos
que se quedaron viendo un tiempo congelado,
y la tristeza de no verlos a mi lado.
Sucede que estoy recordando:
¿por qué la hermosa cayena estuvo ahí?,
las gallinas blancas de patitas esponjosas
corretean por mi mente con la misma felicidad
garzas blancas y gaviotas navegantes;
cirios encendidos en los ojos
que se quedaron viendo un tiempo congelado,
y la tristeza de no verlos a mi lado.
Sucede que estoy recordando:
¿por qué la hermosa cayena estuvo ahí?,
las gallinas blancas de patitas esponjosas
corretean por mi mente con la misma felicidad
detrás
de un grillo saltarín…
Detalles se quedan por siempre,
un árbol donde un amigo se mecía desnudo;
el recuerdo de sus trapos viejos
Detalles se quedan por siempre,
un árbol donde un amigo se mecía desnudo;
el recuerdo de sus trapos viejos
arrullando
el tronco de guayabo
y el negro, ¡pobre negro!,
y el negro, ¡pobre negro!,
nada
más veían su sexo,
nadie preguntó si alcanzó a ver el ocaso
y yo ahí, congelada,
nadie preguntó si alcanzó a ver el ocaso
y yo ahí, congelada,
en
un instante que regresa.
¡Cosa rara los recuerdos!
Vaina extraña el desear correr sin saber a dónde,
pero las quimeras se amañan en el corazón
con heridas, una tras otra,
¡Cosa rara los recuerdos!
Vaina extraña el desear correr sin saber a dónde,
pero las quimeras se amañan en el corazón
con heridas, una tras otra,
y
el puñal encendido en llamas,
sus ojos desviados viendo los míos.
El tren de la mañana hace una estación
y se quedó el hedor extraño,
sus ojos desviados viendo los míos.
El tren de la mañana hace una estación
y se quedó el hedor extraño,
semejaba
sinfonía de violín
grabada en la mente.
Regresaron los recuerdos,
la noche de luna y tus promesas;
pegada de tu pecho limpio y sin heridas,
recitando cierto trozo de poema a un cielo azulado,
a estrellas que no quisieron marchar
y que cada noche están ahí con mi pedido.
A ratos vagamos en el tiempo,
ciertos detalles se quedan con nosotros;
me atuve a recordar una puerta, las carreras de nuevo
si el fisgón condenaba mis labios en los tuyos,
y volvió pecado nuestro amor.
grabada en la mente.
Regresaron los recuerdos,
la noche de luna y tus promesas;
pegada de tu pecho limpio y sin heridas,
recitando cierto trozo de poema a un cielo azulado,
a estrellas que no quisieron marchar
y que cada noche están ahí con mi pedido.
A ratos vagamos en el tiempo,
ciertos detalles se quedan con nosotros;
me atuve a recordar una puerta, las carreras de nuevo
si el fisgón condenaba mis labios en los tuyos,
y volvió pecado nuestro amor.
Se quedaron cuaI mariposa en el ámbar de mis afectos
atrapada en el tiempo, sin poder salir, sin volar,
con éste vicio que tengo de querer siempre llorar
y en mi cárcel, una seda oculta se enrosca sobre sí.
Tal vez mañana recuerde esa última vez.
Me dijiste que el amor era una sombra pasajera;
una promesa perdida en otras enaguas y otros ojos,
en cambiantes estaciones con sus primaveras.
Vicio es volver inviernos todos los recuerdos,
me han dejado prendida de una rama.
Violeta triste y apagada anhelando perfumar,
olvidando de ayer tus negros ojos,
y tus manos que cubrían las mías en otro tiempo,
enredando todo sueño en tu corazón extraño
que me dejó vagando en los recuerdos.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 9/13
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