EL
MANANTIAL [68]
Encubierto
con el musgo de los cerros,
oculto
entre las ramas muertas,
una
vena de mi madre, sus latidos,
tímida
leche brota de su vientre.
Y
fue hombre que entre sol se bautizó.
Fue
beso algún día, con las orquídeas y las ranas.
Fue
novia de blanca cola al desnudar tal suerte
y convertirse en tímida galana.
Y
la niña sin miedo ante incierto destino
abrió
la falda y se dejó amar del sol.
Corrió
veloz por las heridas ya marcadas
y hasta el manso río su fortuna le llevó.
Allí
las novias de otros mansos nacimientos
se
fueron aunando, para darle ánimo y fuerza.
Ciertamente
que el bravío del ayer está muriendo,
se
encauza su poder hacia otros inventos irracionales,
y del mar lo alejan prontamente.
Bulle de nuevo el furor del cielo…
Cascadas
que se elevaron,
hoy
bajan con alivio.
Se
llenan los bosques de vida nueva,
y otra vez el manantial,
la
novia,
el
río,
el
mar…
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
abril 19/13
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