EL
PODER DE LA SILICONA [20]
Una
realidad se presenta para la mujer actual: El bisturí y la silicona.
El
hombre pasó de buscar a una mujer, carne y hueso, por cambiar su estilo por
mujeres plásticas, que sólo están dispuestas a entregar su cuerpo, a cambio de
dinero, diversión y placer.
No
podemos decir que vernos bellas no sea una opción, pero no podemos convertirnos
en objetos de los hombres, que sólo buscan una mujer para pasar el rato, y es
por ésta clase de mujeres “de silicona” que muchos hogares están perdidos.
Qué
pena cuando digo que muchos hombres tienen el cerebro en medio de las piernas,
pero no es mentira, pocas veces vemos a un hombre fijarse en una mujer por su
inteligencia y valores, sino que necesitan para su varonil encanto de macho, a
esas chicas plásticas que todo se les ve grande, ahí se les va la mejor parte
de sus vidas, dejando de lado lo maravilloso que hubiera sido compartir
momentos con aquélla mujer que escogió para que lo acompañara en su vida, con
sus hijos, y todo lo que representa un hogar.
He
visto muchos hombres equivocados, muchos chicos que van por el mismo camino de
sus padres, finalmente cuando ya están viejos con su sexo pegado de los huevos,
llegar como perros falderos a las casas de sus esposas, quienes, claro, muchas
los reciben para que ocupen la última habitación de la casa, en cambio
otras con su rotundo: ¡“No gracias”!, han podido recuperar algo de
sus vidas y han logrado ser felices.
Me
apena por la juventud, por las jóvenes que no se aceptan como son, puede haber
mejoras por ejemplo si un cáncer ha
mutilado uno de nuestros pechos o para sentirse mejor, más no para que el
hombre nos vea mejores y utilizar el cuerpo como mercancía, pues dejaríamos de
ser mujeres, para convertirnos en juguetes caros de ellos, en sólo objetos que
lanzan a la basura si lo desean, y después de ahí no los tomarán nunca más.
¡Qué
vano es todo!, si éstas chicas estuvieran conscientes de que la belleza es tan
efímera como la vida misma, no se expondrían de tal manera, poniendo en peligro
su salud, o tal vez no les importe sino la vanidad de creerse las más hermosas,
para finalmente cuando ya el cuerpo se empieza a resentir por éstos cuerpos
extraños, tener que admitir que al retirarlos quedarán peor de lo que
iniciaron, ¡bolsas plásticas arrugadas!, me da mucha pena, pero es la gran
realidad en nuestro tiempo.
Quiero
envejecer dignamente, me hice una cirugía, no puedo negarlo, por un
cáncer, y bueno una reconstrucción para mejorar un poco, pero sin aceptar
cuerpos extraños, quitar en vez de poner, ahí está el gran error, pero no lo
hice por ningún hombre, lo hice por mí, por sentirme mejor, y que mi ropa se
ajustara bien.
Muchas
mujeres han muerto a causa de estas cirugías, muy jóvenes, también me expuse, y
no me parece justo que con el regalo más hermoso que el Creador nos ha dado,
juguemos de ésta manera, sólo por vanidad, y mucho menos por entregar nuestro
cuerpo a los hombres para que se sientan bien como varones y nos exhiban como perritos finos.
Chicas…
¡a despertar!… a valorarnos como seres humanos, nuestro cuerpo merece respeto,
es el templo sagrado de nuestro espíritu.
¿Vale
destruirnos y destruir a otros por algo que no vale la pena?
La
juventud se va rápido… veloz…
Y
si te miras al espejo, te darás cuenta que no eres más que una pequeña hoja al
viento de cualquier árbol, sólo pequeñas mariposas que se vencerán antes de la
próxima primavera, si no tomamos un cuarto de hora a pensar en la vida, y en la
manera de manejar ese cuarto de hora que nos regaló ese Dios invisible que
muchos niegan, a pesar de toda la grandeza que observamos cada segundo, y la
manifestación diaria de su poder y gloria.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
febrero 22/13
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