MI
ÁRBOL [16]
Un Rey ante mis ojos,
olí de su fragancia a fruta madura,
a
flores iniciando su primavera,
a
hojas secas que caen
y
a verdes cual ojos de madre
que
brotan.
Ahora que no está,
que
puedo verlo ni tocarlo.
Deseo tenerle cerca,
pero
no es posible,
no está, su tiempo ya pasó...
Queda el recuerdo de un árbol frondoso
algunas de sus frutas maduras cayeron,
son
abono, y algunas semillas
serán
copia y reflejo fiel de un viejo añoso
que
contó estrellas y gotas de lluvia,
y
todas resbalaron por su piel.
Algunas flores cayeron,
no
fueron fruto ni flor,
sus
semillas de nada sirvieron,
a
pesar de todo, tuvieron su tiempo,
mucho
o poco, destinado para ellas,
para
que otras frutas jugosas perfumaran
y las
aves atinaran sus picos
con
grácil placer.
Me gusta el recuerdo de mi árbol... ¡tan frondoso!;
Sus
ramas me abrigaron y dieron sustento...
Ya no están, pero me alimento con sus recuerdos
y la imagen que guardo en mi corazón
oculta
con una sonrisa prestada,
bajo
un lecho de hojas secas.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla,
enero 26/13
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