lunes, 14 de enero de 2013

CON MI POTRA MORA [49]



CON MI POTRA MORA [49]

19 de abril de 2014 a la(s) 19:53

Parecía rebelde,
¡pero era tan dulce!,
que al sentir la voz del jinete,
silenció el ruido del viento,
para escuchar al ruiseñor.

Ahí lo vi, con ese encanto de macho
que sabe arriar a su yegua.
Esa piel de tonadas de arena,
y ellas embelesadas ante su belleza
se fueron arrodillando,
para que el jinete las viera.

Se doblegó ante la pampa,
ante la garza morena…
Descubrí en sus ojos un brillo
que no tienen los de afuera
que se ponen pequeñitos,
el iris se encuentra en su cielo
y  su pecho latiendo con fuerza
con olor a limonero.

La niña se hincó ante el ardor de sus ojos,
era su voz el alivio a tantos golpes del camino.
Susurrante le decía: mi yegua, te quiero conmigo…
Linda princesa, por ti surcaría los mares,
treparía las montañas sobre tu lomo ligero.
Atraparía una gaviota en vuelo,
para darte más consuelo.

Ella agachó el rostro, sin saber qué decir…
Resoplaba doblando su fuerte cuello
como quien se humilla ante el amor,
y de sus manos espera no el látigo
sino el roce de sus dedos.

Montó el caballero,
ella feliz alzó la mirada...
No sintió ni un solo golpe,
sino que el cantor le habló al oído,
un pasodoble tal vez,
una charanga,
una cumbia,
un bolero…

Certeza fue que la polvareda los ocultó
y la potra mora,
 veloz como si alas tuviera,
desapareció en lo más oscuro de los cerros,
con su precioso llanero.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, enero 14/13


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