CIERRO
LOS OJOS [23]
Casi
me pierdo de ti…
Cierro
los ojos y te descubro,
eres
un caminante sin rostro
que
busca la cima de un cerro,
o
un águila errante que levanta vuelo
y
sobre una inmensa roca
muda
sus alas.
¡Que
distraída estaba!,
olvidada
de ti vivía un día ciego y mudo,
vano
andar ha sido, caminando hacia ningún puerto,
pero
cierro los ojos y te encuentro,
reconozco
la voz que viene de lejos;
una
ola me dice que me amas,
una
flor que abre su falda,
el
perfume que baja desde la montaña…
Me
alejo de a poco de éste cruel tormento
y
en la oscuridad de mis ojos te hallo,
en
el dolor de mi corazón te encuentro,
en
tus manos, cobijo mío, amado mío,
en
cada herida y punzada desconocida,
cuando
a tus ojos me acerco y en ese brillo
una
estrella pernocta conmigo.
No
hay soledad al cerrar los ojos,
mueren
las heridas y no quedan sombras,
un
lucero veloz me conmueve
un
azul celeste parece tu huella.
Navegante
herido, ¡susúrrame un beso!
Levanta
mis manos para ir contigo,
esa
nave me llama como el mar azul,
el
índigo de tus ojos y ese cantar lejano
que
tiene de tu voz el sonido.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
enero 23/13
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