domingo, 11 de noviembre de 2012

UNA VENTANA ABIERTA



UNA VENTANA ABIERTA

No sé como empezar a decir que te extraño
Los días se repiten con la misma tristeza
Y cala el dolor de tu ausencia...
Se oscurecen los segundos y espero seguirte.


A través de mi ventana abierta te busco
El tiempo implacable marca los segundos,
Pero una eternidad espera y yo sigo aquí
A la deriva de tu amor.

Trato de volar ante el brillo del sol que me llama
Se mece dentro de las olas y se agita
Como un amante, que sabe hacer llegar a las rocas
Y se pierde en el atardecer sin verte más.

Una hoja caída me recuerda lo frágil de la vida
Cada escalón que se vence con el paso del caminante
Se corroen las piedras y yo sigo aquí...
Mis ojos se extienden hasta las praderas de los tuyos
Y de nuevo, busco en el paso de una gaviota tus manos
En el sonido de un gorrión tu voz.

Temo despertar y tener conciencia de que has volado
Extiendo mis manos y preparo un nido de sueños para ti
Mi paloma blanca, mi dulce anciana qué triste estoy...
A ratos creo que mi vida no es nada
Y persigo tu sombra pero más te alejas
Te empeñas en no estar, y cierro la ventana con fuerza
Pero un haz de luz penetra y sé que eres tú.

En mi caballo blanco te busco
Pero te desvaneces en las nubes...
Te ocultas tras los luceros de la noche
Y en la luna creo divisar tu rostro
En la luz de las estrellas veo tus ojos
Aunque un amante de mentiras llegue,
Es a ti a quien busco… entre las rosas tu aliento
Que sobre una blanca sábana viajó al cielo.

Queda una pequeña luz que se decanta en el mar
Y en la sombra dibujada por las velas encendidas
Llega una tibieza parecida a tu regazo,
Y duermo como el mar cuando la marea baja
Para buscar un espacio para charlar las dos.

Dejo mi ventana abierta a esa sombra oscura
Y te espero mi paloma blanca...
Un retorno sobre las primaveras
Un recuerdo en ésta navidad que empieza
Cuando se abra un pastel y se brinde por un año nuevo,
Que será como aullar a la luna gimiendo de dolor
Pues será el primero sabiendo que no estás
Con un saludo de miradas lejanas…
Y de abrazos con ese inconfundible sinsabor
Que dejan las ausencias.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre /12

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