A
UNA HOJA CAÍDA
Nadie
la recordará,
Pasará
como el viento sin ser vista.
Dibujará
su pálida sonrisa
Sobre
desérticos sitios,
Y
ausentes las miradas,
Nunca
sabrán que fue parte de todo
Como
nosotros mismos.
La
hoja no tuvo tiempo de llorar
O
todas sus lágrimas
Se
entregaron sobre su verdor.
Decide
donar su traje nuevo y dorado
Para
volver fértil
Lo
que otros destruyeron.
¿Recuerdan
del verdor de aquéllos días?
También
parecía musitar canciones al sol
Muy
de mañana,
También
tenía un alma
Dentro
de su propia existencia.
Recorrió
tantos inviernos sobre sí misma
Aferrada
a un tronco
Que
finalmente la dejaría libre
Quedando
atrás, intensos veranos
Y primaveras que la volvieron soñadora.
Ya
libre, vuela a su antojo con la brisa
Se
desvanece en silencio
Sobre
cualquier esquina,
Busca
un rincón
Donde
su existencia tenga un fin,
Y
descubre que todos
Tenemos
una misión en la vida.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 3/12
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