Fotografìa: Liz Nayibe Àlvarez R.-Colombia
Tienen que ver mi sueños con una pequeña casa de madera,
allì habrà una enredadera de colores
sostendrà un tronco muerto los abrazos de la hiedra
que al estar siempre revestida de verdores es hermosa...
Colgaràn en cualquier rincòn las pri
maveras
donde los colibrìes anidaràn de vez en cuando
llevàndose la miel, y entre sus alas besos con olor a orquídeas...
Infaltable serà la vid, donde muchas copas se levanten,
donde los colibrìes anidaràn de vez en cuando
llevàndose la miel, y entre sus alas besos con olor a orquídeas...
Infaltable serà la vid, donde muchas copas se levanten,
para brindar por cada dìa...
entre verdores de mágicas semillas,
las veremos desaparecer entre la boca
con una ovación brindando con todos mis cariños.
Bajarán los sinsontes del camino a danzar sobre las rocas
donde una cascada rebosante de hermosura, hará florecer las bellas de noche,
un inmenso ramo de azucenas adornará rincones que parecen olvidados
y en un nicho donde las rocas más hermosas harán del amor una elegía,
colocaré un retrato de Marìa y las manos de mi madre enlazadas en guirnaldas.
Un camino...un sendero donde la roca desperdiciada tendrá un destino
cerca de un jagûey o un pequeño lago que brotarà de la tierra
habrà una banquita de madera donde me deleitarè en oraciones
y escucharè cada canto, cada trino.
En el atardecer de nuevo, ante la luz de rayos refulgentes de colores
verè cambiar al sol su traje dorado, para verlo marchar silencioso
entre las nubes, que ocultaràn su amada estampa tan cambiante
como el paisaje que se torna divino ante los ojos.
Verè salir por entre los inmensos robles, vestidos de radiantes flores
luces tan màgicas como los mismos sueños que me desvelan,
y a lo lejos... cuando la vagabunda luna aparezca con traje de plata
estarè desvanecida de amor sobre tu pecho...
Me entregarè como la montaña que se viste de luceros en la noche
y al amanecer hace germinar los sueños en màgicas alas
donde las esmeraldas de ramas matizadas
me invitan a tejer madrigales de amor, adormecida entre tus piernas.
Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, octubre 1/12
con una ovación brindando con todos mis cariños.
Bajarán los sinsontes del camino a danzar sobre las rocas
donde una cascada rebosante de hermosura, hará florecer las bellas de noche,
un inmenso ramo de azucenas adornará rincones que parecen olvidados
y en un nicho donde las rocas más hermosas harán del amor una elegía,
colocaré un retrato de Marìa y las manos de mi madre enlazadas en guirnaldas.
Un camino...un sendero donde la roca desperdiciada tendrá un destino
cerca de un jagûey o un pequeño lago que brotarà de la tierra
habrà una banquita de madera donde me deleitarè en oraciones
y escucharè cada canto, cada trino.
En el atardecer de nuevo, ante la luz de rayos refulgentes de colores
verè cambiar al sol su traje dorado, para verlo marchar silencioso
entre las nubes, que ocultaràn su amada estampa tan cambiante
como el paisaje que se torna divino ante los ojos.
Verè salir por entre los inmensos robles, vestidos de radiantes flores
luces tan màgicas como los mismos sueños que me desvelan,
y a lo lejos... cuando la vagabunda luna aparezca con traje de plata
estarè desvanecida de amor sobre tu pecho...
Me entregarè como la montaña que se viste de luceros en la noche
y al amanecer hace germinar los sueños en màgicas alas
donde las esmeraldas de ramas matizadas
me invitan a tejer madrigales de amor, adormecida entre tus piernas.
Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, octubre 1/12
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