
Tigre blanco, zoológico de Barranquilla. Colección personal.
Aquí me miró directo a los ojos, como diciendo: Qué poca cosa eres, solo polvo del que pisan mis pies, brizna que se lleva la brisa, con un reloj implacable que no se detiene.
Sentí un agudo dolor interior al descubrir su tristeza, acept
ando que tenia total razón... sólo un caminante más, en un mundo hostil, donde se roba la felicidad a otros, y se llena de cemento el verdor que hace que podamos respirar aire fresco.
Camina... con la tranquilidad que me ves...
sentirás sobre tu espalda en el día terminado... aquél dolor que siento hoy, cuando con mis ojos te advertí que no era una marioneta, ni un juguete para observar, sino un ser vivo que tambièn deseaba vivir en libertad.
Camina... con la tranquilidad que me ves...
sentirás sobre tu espalda en el día terminado... aquél dolor que siento hoy, cuando con mis ojos te advertí que no era una marioneta, ni un juguete para observar, sino un ser vivo que tambièn deseaba vivir en libertad.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 8/12
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