
Imagen: Internet
Apareciò el duende sobre mi ventana
su sonrisa no era tan mala, sòlo picarezca y gentil
tapando sus candores con su barba
saltaba de rama en rama para hacerme sonreìr.
Se transformaba en abeja, en gorriòn, en colibrì
besaba las flores del camino y me dijo que me amaba a mì
que un poema sonarìa cada dìa recordando un sueño
donde tal vez una alegrìa intensa casi vana,
se desvanecìa entre una copa carmesì.
Transformò de nuevo su barba en negro mostacho
sus ojos negros como la noche, tan robusto como un roble
levantò el cristal y mostrò una leve sonrisa
para brindar por un ayer que se marchò.
Dijo el Duente que una bruja lo habia azotado
que con su lengua viperina lo apartò de mì
y con una carcajada saltaba de nuevo de rama en rama
levantaba su barba hasta su pecho,
y lloraba como un loco pues no querìa partir.
Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, septiembre 30/12
No hay comentarios:
Publicar un comentario