jueves, 27 de septiembre de 2012

COMO UNA HIENA

Foto: Escuché una risa lejana, como las hienas
una malvada mujer tan mala y perversa
escondía su rostro en un bisturí que no era suyo...
y vestida en traje ajeno volaba... por entre las nubes.

Sabía herir, para eso estaba provista de colmillos...
su corazón lo envolvía una coraza de afilados dientes
y era el terror de la comarca.

El león estaba muy enojado con ella...
le disgustaba esa risa como campanas
sólo dijo:
esperaré que acaben sus diabólicas sonrisas
cuando al atardecer esa luna llena aparezca
suave y tímida... entre los guaduales.

¡Pero la hiena era fiera...! 
sus colmillos parecían dagas de acero
ésta era una malvada ... las otras no lo son
pero ésta tenia oscuro el corazón
le robó el alimento a los hijos de una hermana suya
les reía a carcajadas en el rostro 
mientras ellos, humillados... 
se aferraban a un crucifijo de madera.

El león lo había sentenciado:
reirás mañana... cuando esté sentado en el trono
agachado traerás el rostro por tus maldades
y mi látigo será tan fuerte...
que tus sonrisas serán campanas
que tañerán en una vieja mazmorra
donde estarás por siempre.

¡jajajajajajjaaaaaaa! reía de nuevo la hiena
mientras la luna sintió temor...
y se ocultó entre los blancos nubarrones
que anunciaban...
que el amanecer estaba cerca.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 11/02.

Escuché una risa lejana, como las hienas
una malvada mujer tan mala y perversa
escondía su rostro en un bisturí que no era suyo...
y vestida en traje ajeno volaba... por entre las nubes.

Sabía herir, para eso estaba provista de colmillos..
.
su corazón lo envolvía una coraza de afilados dientes
y era el terror de la comarca.

El león estaba muy enojado con ella...
le disgustaba esa risa como campanas
sólo dijo:
esperaré que acaben sus diabólicas sonrisas
cuando al atardecer esa luna llena aparezca
suave y tímida... entre los guaduales.

¡Pero la hiena era fiera...!
sus colmillos parecían dagas de acero
ésta era una malvada ... las otras no lo son
pero ésta tenia oscuro el corazón
le robó el alimento a los hijos de una hermana suya
les reía a carcajadas en el rostro
mientras ellos, humillados...
se aferraban a un crucifijo de madera.

El león lo había sentenciado:
reirás mañana... cuando esté sentado en el trono
agachado traerás el rostro por tus maldades
y mi látigo será tan fuerte...
que tus sonrisas serán campanas
que tañerán en una vieja mazmorra
donde estarás por siempre.

¡jajajajajajjaaaaaaa! reía de nuevo la hiena
mientras la luna sintió temor...
y se ocultó entre los blancos nubarrones
que anunciaban...
que el amanecer estaba cerca.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 11/02.

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