viernes, 27 de julio de 2012

MARCAS EN EL ROSTRO


Ya las nieves se obligaron en mí
las líneas de mi rostro me delatan
junto al cansancio de los años
que sólo acosan, sin dejar correr.

Ya mis párpados señalan 
que gota a gota se acabó el rocío
que las comisuras de mis labios
señalan la vejez que viene...

Mis cachetes... ahí están caídos...
con la suerte que nos toca a todos
los que logramos llegar a viejos...
más no importan éstos cambios
sino la alegría de tomar todo lo que llegue
aún con los pies cansados...
aún con la torpeza en la mirada
aún con los cuentos repetidos.

A ratos se olvidan las cosas...
A ratos creemos estar soñando
y mientras vuelan las aves sin detallarlas
nos perdemos de sus cantos leves
con los tormentos que nos dejan los años.

Aquí están todas mis arrugas...
la plenitud del tiempo que nos falta...
están mis manos que aún siembran
tal vez en un desierto extraño...

Aún  como el sembrador que no recoge nada
unas semillas dejaré por ahí...
tal vez el arrogante sol permita que las veas
cuando de los girasoles los pétalos dorados
con un interior mágico que trae miles de flores nuevas
caigan en terreno abonado... y recuerdes 
que estuvo tu mano ahí conmigo...
sin que la percibiera.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 4/12

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