AGUAS CLARAS/A Paulina Díaz Rueda
¿Qué le diré a Paulina?
Ella que ronda de espejo en espejo
que tiene el de la abue curtido de verse
¿pero en mis aguas de cristal la diviso
apacible callada silente?
Tal vez ella busca navegar un poco
sus pequeños senos ladrones
hoy parecen duros pomelos
su vientre dibuja a una princesa
que sólo quiere cristalinas aguas
para crecer con amor, como merece.
Va Paulina con traje de seda
levanta la falda una brisa obligada
el ventilador viejo que ya debe cambiarse
por uno que parezca una garza blanca
y un nuevo vestido de flores escarlata.
El carmín en sus labios, la gran sonrisa
sola en su aposento la diviso
mientras se tejen sobre nidos extraños
amores ajenos al suyo,
y ella pasa sus segundos soñando
con jardines donde ella sea una margarita.
Deja el corazón dorado para el final
toma de la mano a tu bella abuela
hoy habrá fiesta en Saffte Jugos,
habrá poesía, sorbos a medio congelar
tal vez una copa rebosante de vino rojo
donde las frutas acariciarán nuestra boca
y un brindis se hará
por una niña que sólo se mira al espejo.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 27/12
¿Qué le diré a Paulina?
Ella que ronda de espejo en espejo
que tiene el de la abue curtido de verse
¿pero en mis aguas de cristal la diviso
apacible callada silente?
Tal vez ella busca navegar un poco
sus pequeños senos ladrones
hoy parecen duros pomelos
su vientre dibuja a una princesa
que sólo quiere cristalinas aguas
para crecer con amor, como merece.
Va Paulina con traje de seda
levanta la falda una brisa obligada
el ventilador viejo que ya debe cambiarse
por uno que parezca una garza blanca
y un nuevo vestido de flores escarlata.
El carmín en sus labios, la gran sonrisa
sola en su aposento la diviso
mientras se tejen sobre nidos extraños
amores ajenos al suyo,
y ella pasa sus segundos soñando
con jardines donde ella sea una margarita.
Deja el corazón dorado para el final
toma de la mano a tu bella abuela
hoy habrá fiesta en Saffte Jugos,
habrá poesía, sorbos a medio congelar
tal vez una copa rebosante de vino rojo
donde las frutas acariciarán nuestra boca
y un brindis se hará
por una niña que sólo se mira al espejo.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 27/12
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