PITONISA
Ahí
está mi bola de cristal sobre la mesa…
He
descubierto esa piel morena sedienta de la mía
Unos
ojos encendidos con llamaradas
silenciosas
Los
brazos, fuertes y cobijadores que parecieran danzar con la lluvia.
Adivino
tu boca… tan húmeda como tu pecho
Ardo
en deseo, muero de placer al contemplarte
Lejos
estás pero te siento dentro de mí
Palpita
éste corazón mío y el cristal se quiebra.
Una
nube fantástica te dibuja con la brisa fresca
Un
olor a hombre exquisito y desnudo advierto
Sonrío
con la misma perversidad que lees mi poema
Y sin miedo, sin pena ni vergüenza como mujer adulta
Que
aún no ha probado la delicia de una entrega ardiente,
Absorbo
desde la distancia tu pensamiento…
Levanto
mis manos y enciendo las lámparas
Tu
foto junto a mis labios… rezo varias oraciones
De
nuevo hay silencio… y el globo se
convierte en azul de nuevo
Se
mece… tan suave y cálido con las olas
Se
copia de mar y de fantasías al invocar tu nombre…
Ya
no puedo más… te he buscado y al fin te encuentro
Poseído
de pasión, te agitas como un cerdo en la pradera
Y
una carcajada se pierde contigo… mientras con una manta roja
Tapo
de nuevo la ventana y dejo de soñar con
esa verraca luna nueva.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
abril 30/12
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