martes, 22 de mayo de 2012

PALOMO/EL MONO

Imagen: El Tábano con Miguel Ángel, Barranquilla-Colombia.

EL PALOMO /EL MONO  

¿Su nombre a quién le importa?
Sabía que trabajaba como buey,
que su rejo blandía contra su caballo,
que se fumaba uno que otro taco de marihuana
/jamás lo negó…

Desde el amanecer se levantaba 
y como un vaquero,
el más valiente en medio de las calles
corría un llanero solitario 
robándole a la vida los únicos sueños…

Del palomo, diré que era tan normal como cualquiera,
un poco más trabajador, 
un poco más veloz para todo.

No sé si alguna vez creyó en Dios o tenía religión, 
tampoco le importaba,
más sí, llevar día a día el mendrugo diario a su familia.

¡¡Ah no jodaaa!! … y que también quedara para su hierba.
Finalmente, era quien mantenía sus mínimos sueños,
quien elevaba su cometa fuerte día a día
con ese ánimo casi que glorioso de la pobreza, 
tratando de robar alegría a sus instantes.

Sabía que bromeaba con Anderson, 
tal vez estuvo deprimido,
o el calor de éstas brisas nos azota… 

Será nuestro tiempo para llorar.
Ya vendrá aquél en que reiremos de todo 
y por todo, como él lo hacía,
y nos daremos cuenta que la vida 
como decía Segismundo, 
es un corto sueño.


Sueño que en versos 
nos lleva a imaginar que más allá de todo 
existiremos en la memoria de alguien,
o en el olvido, 
o mezclados con la brisa y el ocaso,
y que la vida no es nada,
tal vez ni un sueño sea, y nos matamos por vivir
ahogándonos en cosas vanas ,
que a la larga tampoco sirven para alargar
la existencia.

Para el Palomo tengo un: "Que descanses en paz", 
sólo recordaré lo bueno tuyo,
la intensidad con que viviste 
y que a lomo de caballo le robaste a la vida todo,
recorriendo con el dolor de tu caminante diario
los asfaltados y calientes senderos
donde se recoge pan de las miserias,
y aliento de unos cuantos pesos sudados,
trabajados como la bestia que te cargaba 
y que tal vez no te extrañe,
pero habrá muchos que te recordarán día a día.

Levanta vuelo en tu caballo blanco,
el que finalmente te llevó muy lejos.
Cuántos flojos reciben de su pereza tanto,
y otros, que sin trabajar, le roban a otros su alegría…

¡Anímate!… 
Allá encontrarás a mi monacho, 
y a mi padre que tanto bromeaba contigo…
Verás a mi vieja y a los tuyos que marcharon -eso creeré-
mientras esperamos quién sigue mañana, o ahora mismo…

Continuaré adornando páginas en blanco
esperando al siguiente, ¿seré yo?.
A pesar de todo es grato vivir,
soñar aunque el terreno sea árido y reseco,
y las nubes grises nos persigan.

Nuestro cuento terminará así,
en medio de la nada, 
sin imaginar siquiera 
que era nuestro momento.

Muchos te recordarán gratamente, 
/otros tal vez no tanto…
Pero de ti recordaré tu lucha diaria 
como el mejor bracero,
quien esperó el mendrugo diario tan luchado,
donde el sudor era tu baño diario 
y tus carcajadas, el adobo para la vida...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 22/05/12

El Mono falleció 21 mayo/12, desde que Pedro llegó a Barranquilla, hace más de 30 años, trabajó como carretillero, incansable, día a día, no negó sus flaquezas, aceptó que sin estudio ni oportunidades sólo tenía a su caballo, el de turno, pues tampoco era un santo con ellos, pero fue un ejemplo de laboriosidad y alegría para tantos flojos que viven de casa en casa con toda la salud del mundo, viviendo a expensas de otros.

Q.E.P.D. Mono, ¡qué extraño!, así llamaba también a mi muchacho, y juntos compartieron muchos años, desde siempre, no encontré una foto tuya, te dejo la de Tábano, tu pana con quien tanto peleabas, allá serán buenos amigos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario