jueves, 31 de mayo de 2012

MI MONO BELLO 4

Foto: MI MONO BELLO

Hola mi mono hermoso, no puedo cerrar los ojos sin verte, ni puedo mirar al cielo sin descubrirte, ni puedo olvidar tu voz alegre como un potro salvaje buscando una pradera, ni puedo olvidar los abrazos que me diste ni los tantos que faltaron, pero aún así, éste amor se procura eterno, hasta que esté a tu lado.

Le dices a mi viejita que las guanábanas están madurando, ahí se van cayendo al piso, aún no he probado la mía, pero será seguro que en el momento indicado me tocará la prueba y será como hacer un brindis a la dulzura de su amor.

El sinsonte aún no canta, y el cielo de anoche estuvo oscurecido después de un gran aguacero, no vi los luceros que estaban ahí, esperando que los observáramos, ni tampoco escuché los búhos llorar, ni un rosario estuvo en mis manos, aún no puedo hacerlo, se atoran las palabras, se resiste el corazón a la aceptación y el pensamiento no se concentra en sus cosas, y tiene un lento palpitar, mientras otras campanas suenan, y otros ojos lloran.

Dile a mi madre, que pareciera que no hubiera marchado, que todo ésto ha sido un sueño, pero que mañana al despertar, estaremos ahí, corriendo por esa pradera donde hoy retozas de felicidad y nos diremos cuánto nos amamos.

Te amo mi monito bello.

Madrina.

MI MONO BELLO 4

Hola mi mono hermoso, no puedo cerrar los ojos sin verte, ni puedo mirar al cielo sin descubrirte, ni puedo olvidar tu voz alegre como un potro salvaje buscando una pradera, ni puedo olvidar los abrazos que me diste ni los tantos que faltaron, pero aún así, éste amor se procura eterno, hasta que esté a tu lado.

Le dices a mi viejita que las guanábanas están madurando, ahí se van cayendo al piso, aún no he probado la mía, pero será seguro que en el momento indicado me tocará la prueba y será como hacer un brindis a la dulzura de su amor.

El sinsonte aún no canta, y el cielo de anoche estuvo oscurecido después de un gran aguacero, no vi los luceros que estaban ahí, esperando que los observáramos, ni tampoco escuché los búhos llorar, ni un rosario estuvo en mis manos, aún no puedo hacerlo, se atoran las palabras, se resiste el corazón a la aceptación y el pensamiento no se concentra en sus cosas, y tiene un lento palpitar, mientras otras campanas suenan, y otros ojos lloran.

Dile a mi madre, que pareciera que no hubiera marchado, que todo ésto ha sido un sueño, pero que mañana al despertar, estaremos ahí, corriendo por esa pradera donde hoy retozas de felicidad y nos diremos cuánto nos amamos.

Te amo mi monito bello.

Madrina.


Barranquilla,  mayo 31/12

No hay comentarios:

Publicar un comentario