martes, 22 de mayo de 2012

DORMIR ES UNA MUERTE PEQUEÑA


DORMIR ES UNA MUERTE PEQUEÑA

Hoy no tengo imagen para mostrar; tal vez deba llevarla en mi mente, pero seguro es que deseo pedir a los ángeles que protejan a nuestros muchachos, ¿cómo sentirá el ave cuando al terminar de criar sus pichones, éstos al levantar vuelo caen en las garras feroces de un depredador?.

Tal vez a nadie importe, tantas veces terminamos cansándonos de todo, en momentos de crisis queremos bajar las alas y dejar de luchar, cuando grandes golpes nos hacer ver la vida de otra manera. 



Yo me pongo en el lugar de una madre que ha perdido a su muchacho, o de aquélla a quien le han robado sus esperanzas y ya no le queda sino el rosario para orar; es aquí donde nos preguntamos si somos capaces de ponernos los zapatos ajenos, si podremos calzarnos el dolor de otros y ponernos en su lugar; creo que nunca podremos sentir el dolor de una familia que pierde a un hijo amado, lleno de juventud y belleza, y pareciera que los sueños se esfuman, así lo siento yo, aunque mi dolor sea diferente al de ellos, el vacío es grande y pienso que la muerte nos acerca a la realidad de la existencia.

A partir de hoy ya tendré menos sueños es seguro, menos ambiciones aunque decida luchar por el día a día; algo murió dentro de mí, pero también puedo decidir si sonrío nuevamente o continúo llorando, pues la certeza de que cada día lloraremos por la marcha de alguien, será segura, sería bueno marchar primero, así nos ahorramos el dolor de la partida de nuestros seres amados.

Aún a sabiendas de que nacimos para morir, nos negamos a aceptar la muerte como parte de nosotros mismos, y queda un sentimiento de impotencia ante lo que pudo ser y no ha sido, y tejemos un nido de espuma sobre nuestro pecho que poco a poco se esfuma, con todos los sueños y los ideales que teníamos para nuestro futuro que es también algo que sólo imaginamos, ¿pues quién nos asegura que lo tendremos?

Sólo pido a los ángeles que han marchado que nos ayuden a comprender la vida, tal vez el mejor estado de todos sea la muerte, pero mientras tanto debemos tratar de sonreír en medio de tanto dolor y tristeza, pues todos sabemos que es más la lucha que la paga y más el dolor que las sonrisas, y aún así, buscamos el aliento de cada mañana y nos consolamos en la oración y descansamos nuestros ojos con un plácido sueño, que es como una muerte pequeña, pues dormir es morir un poco… y a mí me gusta… cuando es ese dormir en que no recuerdas nada y pareciera que volaras sobre grandes nubes blancas, es allí donde todo se ha olvidado y ya no existe el dolor, y la tristeza vuela a la vez con la alegría y las sonrisas dejan de existir para convertirte en parte del todo y de la nada que es lo que realmente somos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 20/12

No hay comentarios:

Publicar un comentario