CASCADA DE AMOR
Creo que me enamoré de nuevo,
así como la cascada ama sus rocas
sus flores cada día extendidas
aún sin tocarlas,
en ese cantar de amor susurrante y agitado
que se pierde veloz y agoniza en el mar.
Cuánto amo, así te deseo...
Aquí estoy entregando lo que soy
No hay hipocresías ni mentira.
La blancura de nuevo me invita
canto arrogante sobre el más alto pino
levanto la mirada y te encuentro,
Al bajarla me admiro que estés de nuevo
y al cerrar los ojos te descubro
en cada uno de mis ardientes sueños.
No es locura,
es certeza de un amor verdadero
con un brillo interior cual diamante sin pulir
y espero esas manos tuyas
desperdiciándose en mí
y añoro las mías sobre tu canela piel.
¿A quién importarán mis fantasías?
A quién entregaré todo éste calor que se esfuma
si al cerrar mis ojos pareciera que no estás
pero al abrirlos
¿te descubro en mi interior
una vez más?
¡Cómo me enamoro de rápido!
Me gustan tus ojos negros, pájaros en vuelo…
Me enternecen las olas del mar besando siempre,
acariciando sin cansancio.
Me arrulla la brisa tan temprano,
envuelve el aroma de las flores.
¡Qué delicia lo que siento!...
¡Qué calidez tan rica, tan deliciosa!
Penetra en mi corazón y se riega
semeja una corriente de fuego
que abrasa sin calcinar.
Doy gracias a esa luz que no puedo tocar
pero ahí está.
Digo que es maravilloso sentir que estamos vivos
Que somos fuego y arcilla y no lo negamos,
y nos sonrojamos con una caricia inventada.
Todo lo que mueve el amor es entrega, fantasía,
de nuevo igual que en tantos versos
me abrazo cerrando los ojos
danzo con los sones que regala el viento
y gimo de placer
entre las faldas de las montañas.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 25/12
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