miércoles, 18 de abril de 2012

UN RUISEÑOR EN MI VENTANA

UN RUISEÑOR EN MI VENTANA

Llego aquí a traer la savia de unos besos marchitos
Unos brazos que la ausencia llena de arrugas y pesares…
Un cuerpo como quebrada enredadera de un huerto ajeno…

Llego a ésta fronda vestida de nácar… como mariposa al viento
Con mis alas quebradas de llorar y mi pensamiento en ti
Aún sin un olvido, como una roca perdida en el camino.

Llego aquí con mi corazón de madre dolida
Con las lágrimas que aún riegan una sepultura que no sé si es tuya
Unas rosas rojas, violetas, blancas…

Llego aquí y me arrodillo ante ese crucifijo de madera…
¡Qué dura es la pérdida… ¡ ¡qué triste es la partida de quien amamos!
Cuando obligada su existencia se quiebra, sin un beso de mis labios…
¡Ni un abrazo en su último gemido…!

Aquí estoy… una oración… un rosario que aún no aprendo…
Una pregunta ¿por qué?... que no respondes…
Y aún así… con mi existencia vestida de negro
Me dibujan una arruga nueva traspasando mi rostro
Y un corazón que se funde con la lluvia de mis ojos.

En dónde estás… a quién nombraré cada mañana
Un tinto caliente llevaré hasta tu alcoba…
Miraré ese retrato y lo abrazaré tan fuerte
Que pronto ya ni ahí estarás…

A quién besaré en fríos días de invierno
Cuando tu sonrisa asome a mi ventana
Y el cántico del ruiseñor advierta que tal vez eres tú
Quien con tus versos trata de alegrar ésta existencia efímera.



Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 18/12

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