MI PASTOR
¿Si no tengo la fe que me hace soñar cada mañana qué seré?
¿Sin esa imagen tuya inventada, creada, imaginada quién soy?
¿Sin ese sueño en ti, en esa calidez de tu mirada, qué sería de mí?
Si no confiara en tu palabra, tú humilde arrodillado teniendo todo el poder
Tú en oración en aquél enorme monte, tú sobre las enramadas resecas
Tú el olivo que brota cada día en éste desierto de amor…
¿Si no confiara en un mañana qué hago aquí?
Qué puedo hacer si no confío… si no creo en tu poder…
No soy nada si no estás… lo eres todo para mí…
Te veo ahí… tan triste y me conmueves… estoy segura… te observo
Tengo la certeza de que estás llorando, y que tu rostro cobijas en medio de tus piernas…
Observas el desastre en el corazón de muchos hombres…
Esa arrogancia para vivir… esa prepotencia para creer
Esa soberbia en sus miradas y tú tienes todo el poder y la gloria
Y sabes mirar siempre al afligido, al triste, al humillado…
¿Qué sería de mi vida sin mí pastor?
Qué prados verdes, qué flores del campo vestidas de majestuosidad…
Qué arroyos desbordantes llenos de diamantes que brillan con el sol
Qué aves tricolores surcando el cielo azul…
Qué sería de mí si no estuvieras en mi camino…
Si tu mano no sintiera cada uno de mis días…
Si tu aliento no recibiera a ratos que me siento tan cansada
Y en un segundo… te enredas en mis ojos y los míos en los tuyos…
¿Qué libertad busco si no creo en tu poder?
Vano suele ser vivir, vana gloria, vana alegría
Vano sonreír si no vives en mi corazón…
Vano entregar si no es por tu amor…
Aquí estoy pastor de mi vida…
Humilde amante de sol… de brisa… de aliento…
Tu perfume riega la estancia con olor flores del campo
Y toda pierna se ha de doblar ante tu mirada
Y toda criatura cantará en tu honor.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 18/12
¿Si no tengo la fe que me hace soñar cada mañana qué seré?
¿Sin esa imagen tuya inventada, creada, imaginada quién soy?
¿Sin ese sueño en ti, en esa calidez de tu mirada, qué sería de mí?
Si no confiara en tu palabra, tú humilde arrodillado teniendo todo el poder
Tú en oración en aquél enorme monte, tú sobre las enramadas resecas
Tú el olivo que brota cada día en éste desierto de amor…
¿Si no confiara en un mañana qué hago aquí?
Qué puedo hacer si no confío… si no creo en tu poder…
No soy nada si no estás… lo eres todo para mí…
Te veo ahí… tan triste y me conmueves… estoy segura… te observo
Tengo la certeza de que estás llorando, y que tu rostro cobijas en medio de tus piernas…
Observas el desastre en el corazón de muchos hombres…
Esa arrogancia para vivir… esa prepotencia para creer
Esa soberbia en sus miradas y tú tienes todo el poder y la gloria
Y sabes mirar siempre al afligido, al triste, al humillado…
¿Qué sería de mi vida sin mí pastor?
Qué prados verdes, qué flores del campo vestidas de majestuosidad…
Qué arroyos desbordantes llenos de diamantes que brillan con el sol
Qué aves tricolores surcando el cielo azul…
Qué sería de mí si no estuvieras en mi camino…
Si tu mano no sintiera cada uno de mis días…
Si tu aliento no recibiera a ratos que me siento tan cansada
Y en un segundo… te enredas en mis ojos y los míos en los tuyos…
¿Qué libertad busco si no creo en tu poder?
Vano suele ser vivir, vana gloria, vana alegría
Vano sonreír si no vives en mi corazón…
Vano entregar si no es por tu amor…
Aquí estoy pastor de mi vida…
Humilde amante de sol… de brisa… de aliento…
Tu perfume riega la estancia con olor flores del campo
Y toda pierna se ha de doblar ante tu mirada
Y toda criatura cantará en tu honor.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 18/12
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