miércoles, 11 de abril de 2012

TOMANDO CEREZOS



TOMANDO CEREZOS

Sobre una curtida rama entregando sus dulzores
Embelesada en sus instantes regalados
Rojos frutos agridulces apetecidos se probaban
Sin reparar si tal vez habría un dueño enajenado haciendo tiro.

Ya la honda se prepara… ya los ojos la divisan
Su esplendor vestido de sedas azuladas…
Sólo trina… sólo salta… mientras devora las semillas
Como una diosa que se viste cual las hadas.

Y cuando del destino la piedra disparada…
El vuelo levantó la grácil ave…
Providencia… has llegado…
Y voló feliz… y cantó desde su nido.

Pero el hábil cazador de rostro enrojecido
Levantó de nuevo su honda muy airado…
La piedra ésta vez caló en el tibio blanco…
Y una azul cometa voló… voló…
Y cayó sobre un ennegrecido lago.

El cazador satisfecho de su hazaña
Sonrió… y su rostro no era humano…
Sólo era un pedazo de embrutecida carne
Y su honda preparó… sin reparar en nada
Y sus ojos se levantaron al cielo…
Y su conciencia de bruto caminó con él…
Mientras allá en el pequeño nido… tres pequeños niños
Por su azulada madre clamaban.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 5/12

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