La caricia de una madre es un pedazo de Dios en nuestra vida, ¿quién como ellas las reinas del planeta que nacieron para entregar parte de sí mismas por sus hijos?
A las madres, a todas las que habitan el planeta; a ellas una oración y un ramo de rosas, las más bellas.
Debemos doblar nuestras rodillas y pedir perdón por todas nuestras fallas, por todas las lágrimas que les hemos hecho derramar, y una mirada hacia ese interior de pureza, donde sin que nadie les enseñara, han llenado de cánticos los valles y de dulzura el corazón.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 22/12
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 22/12
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