VIUDA NEGRA
Conozco una araña que se endulzó de mis olores
Se entibió con las manos que juraron amor eterno
Cuando azahares cubrieron mis pequeñas manos…
Esas miradas lascivas… que nunca he olvidado
Esas mentiras que siempre descubrí en billeteras raídas
Esas notas escondidas que rompí una a una…
He visto su rostro muchas veces y se disfraza de amiga…
Saben que lo sé… pero no sienten vergüenza
Aún se miran y sus ojos brillan por el ardor de sus venas.
Invito a esa araña a que siga tejiendo esa red…
¿Acaso me importa cazar lo que hace tiempo no me pertenece?
Arrástrate sobre ese vientre altanero que huele a piel de mujeres…
Son sus manos de cazadora mentirosa con veneno en sus entrañas
Sus labios de viuda negra que han robado mis sonrisas
Y han matado poco a poco un sentimiento que siempre fue ajeno.
No te envanezcas amado mío que fuiste siempre de otras…
Ni te sientas el macho cabrío que arruinó mis esperanzas
La seda que te envolvió tanto tiempo… ha marchitado el rosal
Ya ni suspiros quedan… sólo un lánguido mirar…
Ya veré… el tiempo que ha sido mi juez también será verdugo
Y cuando caiga la soga sobre mi envejecido cuello
Veré caer desde ese mal tejido nido de amores
Todo el veneno que tomaste… de esas pieles ajenas.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 29/12
Conozco una araña que se endulzó de mis olores
Se entibió con las manos que juraron amor eterno
Cuando azahares cubrieron mis pequeñas manos…
Esas miradas lascivas… que nunca he olvidado
Esas mentiras que siempre descubrí en billeteras raídas
Esas notas escondidas que rompí una a una…
He visto su rostro muchas veces y se disfraza de amiga…
Saben que lo sé… pero no sienten vergüenza
Aún se miran y sus ojos brillan por el ardor de sus venas.
Invito a esa araña a que siga tejiendo esa red…
¿Acaso me importa cazar lo que hace tiempo no me pertenece?
Arrástrate sobre ese vientre altanero que huele a piel de mujeres…
Son sus manos de cazadora mentirosa con veneno en sus entrañas
Sus labios de viuda negra que han robado mis sonrisas
Y han matado poco a poco un sentimiento que siempre fue ajeno.
No te envanezcas amado mío que fuiste siempre de otras…
Ni te sientas el macho cabrío que arruinó mis esperanzas
La seda que te envolvió tanto tiempo… ha marchitado el rosal
Ya ni suspiros quedan… sólo un lánguido mirar…
Ya veré… el tiempo que ha sido mi juez también será verdugo
Y cuando caiga la soga sobre mi envejecido cuello
Veré caer desde ese mal tejido nido de amores
Todo el veneno que tomaste… de esas pieles ajenas.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 29/12
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