Acabo de llegar, mucho calor, rabia porque tumbaron un árbol que sembré hace 3 años, impotencia por no poder cambiar nada en el mundo, la misma tristeza que llevé sólo un poco más inconforme...
De regreso como siempre observar el atardecer, no puedo evitarlo, es una costumbre y allí estaba, ese cielo tan rojo y tan inmenso, pareciera partido en dos partes pues una nube gris pasaba por el centro, a los lados... muy brillantes parecían diamantes de todos los colores, hoy encontré violetas, rojos encendidos, naranjas, amarillos en varios tonos y todos los azules que te puedas imaginar, sentí que al menos valió la pena, mirar hacia ese ocaso como un regalo diferente cada día y simplemente cerré los ojos...
Aquí estoy... he despertado nuevamente y ahora es un sueño nuevo; encontrar aquí muchas personas a quienes amo y que han sabido apreciar amaneceres y vislumbrar la vida de otra manera con versos que enriquecen el alma y regalar cada día una palabra de aliento a quien la necesite.
Todos los abrazos que alguien entrega, se convierten en perlas tibias que bajan en silencio con un nuevo brillo y como siempre se descansan y desaparecen sobre una tímida falda aún sin levantar de doña Clotilde...
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 5/12
De regreso como siempre observar el atardecer, no puedo evitarlo, es una costumbre y allí estaba, ese cielo tan rojo y tan inmenso, pareciera partido en dos partes pues una nube gris pasaba por el centro, a los lados... muy brillantes parecían diamantes de todos los colores, hoy encontré violetas, rojos encendidos, naranjas, amarillos en varios tonos y todos los azules que te puedas imaginar, sentí que al menos valió la pena, mirar hacia ese ocaso como un regalo diferente cada día y simplemente cerré los ojos...
Aquí estoy... he despertado nuevamente y ahora es un sueño nuevo; encontrar aquí muchas personas a quienes amo y que han sabido apreciar amaneceres y vislumbrar la vida de otra manera con versos que enriquecen el alma y regalar cada día una palabra de aliento a quien la necesite.
Todos los abrazos que alguien entrega, se convierten en perlas tibias que bajan en silencio con un nuevo brillo y como siempre se descansan y desaparecen sobre una tímida falda aún sin levantar de doña Clotilde...
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 5/12
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