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Bésame amor mío…
Bajo la lluvia, con el aura clara…
Su verdor acaricia mi lago
La flor de loto se venció
Pero aún hay tiempo…
Creo que esperaré por esa mirada tuya.
Bogaré despacio… hoy no hay prisas…
Es el anhelo de la brisa
Que suave y cálida me guía…
Me descansaré sobre una gris piedra,
Tus ojos observarán en silencio
Un celeste cielo que se torna de verdores...
Y ese violeta que morirá al aparecer la luna llena
Y el púrpura que hará el amor con el ocaso.
Bésame…
Mis ojos aún tienen ese brillo de la última primavera
La tarde invita… no hay afanes…
La oración aún no quiebra mi voz
Mi alma aún está intacta…
He visto a lo lejos un águila…
Sus alas extendidas se confunden con las nubes
Un grito agudo a lo lejos anuncia que alguien la espera
Y en silencio… sin pensar en nada… te he tomado de la mano…
Es cálido el tiempo… es ensoñadora la tarde
Aún los sueños habitan en mi corazón
No han envejecido los cerros ni estoy tan vieja…
No han desaparecido las humedades que habitan en mi nido…
Aún habitan mariposas de colores en mi estómago
La corriente enciende lámparas que parecían apagadas,
Ese compás de mi cintura aún levanta tempestades
Ese ardor de mis labios aún te desea…
Ahora que estás cerca… el tiempo es propicio…
Las palomas se arrullan cerca a un campanario
Nadie ha blanqueado los ojos… todos esperan un mañana…
Y yo sólo deseo… ese beso de tus labios.
Bésame ya… tu cuello fuerte invita a esa oración
Me aferro a él, me adueño de esa morada exquisita…
Y al cerrar los ojos… sin contemplar el cielo…
Todo es silencio… todo es calma… todo es vida…
Y presiento... que aún no he muerto.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 1/12
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