EL PIRATA (15)
Estoy en la isla y ella me completa
no he podido llegar a mi barca,
es más, desde que escapé con mi marinero
los días son más cortos, el tiempo más ligero.
Diviso a lo lejos las gaviotas...
Hay una discusión que me es ajena,
un gran buque pesquero de amores advierte
que en tibia noche dos amantes conocidos
se dicen palabras ardientes que convierten en fuego.
Hay cenizas que se lanzan al viento
pero la brisa las lleva hasta un jardín encantado,
sus hadas las recogen y las convierten en rosas.
La barca, la gran barca llena de amores...
Otra vez los amantes locos semejan palomas,
otra vez los calores exquisitos, las miradas brillantes...
Renegué de ese barco algún día,
pero al escapar de allí, descubrí que está soleada la tarde,
que las palmeras anuncian tormentas de abrazos y besos,
que los ballenatos sueñan con tetas que los agrandan
entre las espumas salidas del alma.
¡Qué hermosa barca diviso desde aquí!
Myriam y Oswaldo
sólo tienen tiempo para el amor.
Una oración elevan al cielo
y yo aquí, con mi marinero de ojos azules
tan intensos como el cielo que arropa nuestra piel
y tan cálidos como el fuego del sol
que aparece en el ocaso de mis días.
Barranquilla, enero 25/12
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