HOLA CORAZÓN L4R (8)
Aún siento tus manos en las mías
su tibieza que me hacía sonrojar…
El puente de madera aún no ha caído
y la luna se sostiene en el mismo lugar.
Sus pensamientos son de suave luz
sobre las inciertas noches…
Creo que he dialogado varias veces con ella;
hasta te diré que conoce mis intimidades
y ha contado mis lágrimas…
Es mi cómplice cuando pienso en ti
asomada a la ventana de siempre,
que ya tiene impregnado mi perfume.
¿Qué haces amor mío?
Te observo como un gran potro blanco en la pradera…
Pareciera que no te han pasado los años
y en secreto te diré, que descubrí que te quitaste 10
aunque los dos sabemos que tenemos la misma edad.
Te conservas guapo y hermoso aún
pareces un lirio blanco adornando jardines preciosos y elegantes,
donde mi presencia tímida no tiene cabida.
Te diré que espero a la mariposa del camino,
la que cada mañana llega con un disfraz nuevo
y me dice al oído que aún me recuerdas,
que todo lo que haces pareciera no tener sentido
pues no eres feliz.
¿Qué más te contare?
¿Qué te diré de mis infinitas soledades?
Creo que sólo rumiar la vida
con la timidez de una golondrina en árbol desconocido
ahuyentado el amor con mi loco pensamiento
alimentado de sueños día a día.
Ya deseo ir a un parque y sentarme a ver volar las palomas,
quiero alimentarlas y sonreír cuando se arrullan y levantan vuelo
presurosas a buscar un tibio nido que las espera.
Quiero ver a los chicos corretear y montar en bicicleta
y escuchar sus gritos de felicidad sin perder la candidez.
Observar en detalle sus miradas y el brillo de sus vidas,
mientras recuerdo paso a paso mi camino
tan veloz como una estrella fugaz
que pasó sin esperar mi pedido.
Recuerdo estar corriendo sobre las hermosas y rojizas peñas
para llegar a la cúspide y desde allí
palpitando de alegría sobre una inmensa roca,
observar luego la majestuosidad de los verdores
y el olor a pino silvestre mezclado
con las orquídeas y los azahares.
Éstos recuerdos te involucran,
éstos sueños están contigo.
No ha pasado nada nuevo
pareciera que sobre mi vida sólo pasan los años,
ninguna enredadera quiere germinar en mi jardín,
todas mueren.
Mis plantas poco a poco caen
a pesar de mi cariño, amor y cuidados.
Aún está ese potro salvaje en mi corazón…
Las olas gimen a la par conmigo sobre la inmensa roca
que me protege día a día como libélula al viento…
Creo que ya no escribiré más,
ni para ti ni para nadie, ¡ya estamos cansados!
Buscaré el pañuelo blanco que aún conserva tu olor,
colocaré un tango y con los ojos cerrados,
bailaré contigo…
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 29/12
HOLA CORAZÓN L4R (8)
Aún siento tus manos en las mías
su tibieza que me hacía sonrojar…
El puente de madera aún no ha caído
y la luna se sostiene en el mismo lugar.
Sus pensamientos son de suave luz
sobre las inciertas noches…
Creo que he dialogado varias veces con ella;
hasta te diré que conoce mis intimidades
y ha contado mis lágrimas…
Es mi cómplice cuando pienso en ti
asomada a la ventana de siempre,
que ya tiene impregnado mi perfume.
¿Qué haces amor mío?
Te observo como un gran potro blanco en la pradera…
Pareciera que no te han pasado los años
y en secreto te diré, que descubrí que te quitaste 10
aunque los dos sabemos que tenemos la misma edad.
Te conservas guapo y hermoso aún
pareces un lirio blanco adornando jardines preciosos y elegantes,
donde mi presencia tímida no tiene cabida.
Te diré que espero a la mariposa del camino,
la que cada mañana llega con un disfraz nuevo
y me dice al oído que aún me recuerdas,
que todo lo que haces pareciera no tener sentido
pues no eres feliz.
¿Qué más te contare?
¿Qué te diré de mis infinitas soledades?
Creo que sólo rumiar la vida
con la timidez de una golondrina en árbol desconocido
ahuyentado el amor con mi loco pensamiento
alimentado de sueños día a día.
Ya deseo ir a un parque y sentarme a ver volar las palomas,
quiero alimentarlas y sonreír cuando se arrullan y levantan vuelo
presurosas a buscar un tibio nido que las espera.
Quiero ver a los chicos corretear y montar en bicicleta
y escuchar sus gritos de felicidad sin perder la candidez.
Observar en detalle sus miradas y el brillo de sus vidas,
mientras recuerdo paso a paso mi camino
tan veloz como una estrella fugaz
que pasó sin esperar mi pedido.
Recuerdo estar corriendo sobre las hermosas y rojizas peñas
para llegar a la cúspide y desde allí
palpitando de alegría sobre una inmensa roca,
observar luego la majestuosidad de los verdores
y el olor a pino silvestre mezclado
con las orquídeas y los azahares.
Éstos recuerdos te involucran,
éstos sueños están contigo.
No ha pasado nada nuevo
pareciera que sobre mi vida sólo pasan los años,
ninguna enredadera quiere germinar en mi jardín,
todas mueren.
Mis plantas poco a poco caen
a pesar de mi cariño, amor y cuidados.
Aún está ese potro salvaje en mi corazón…
Las olas gimen a la par conmigo sobre la inmensa roca
que me protege día a día como libélula al viento…
Creo que ya no escribiré más,
ni para ti ni para nadie, ¡ya estamos cansados!
Buscaré el pañuelo blanco que aún conserva tu olor,
colocaré un tango y con los ojos cerrados,
bailaré contigo…
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 29/12
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