jueves, 8 de diciembre de 2011

ÉRASE UNA VEZ UNA POTRANCA (65)

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ERASE UNA VEZ UNA POTRANCA (65)

Había un caballo lentísimo  y una potranca veloz que se las pillaba todas en el aire… Cierto día Caballo Veloz con sus acostumbradas bromas y su aparente estado de ánimo jovial y alegre, invitó a  Potranquita a una sesión de galantería, a la que ella gustosa, pues pasaba muchos días solitaria y en completo abandono aceptó con el mayor de los agrados; hasta  creyó que se había enamorado de semejante espécimen de gran altura, un buen caballo tipo argentino, pensó ella un poco menuda, /pero lo que no tenía en estatura tal vez lo tenía en sagacidad.

“Caballo Veloz” que en realidad era llamado así por su pereza y lentitud para comprender a  Potranquita,  un día muy enojado con ella decidió saltar la cerca donde juntos pasaban de vez en cuando momentos agradables, y se fue a la finca de un compadre donde hacía reír mucho a los caballos y yeguas de allí, con una que otra burrita que también le seguía los pasos; pero no sabían ellas lo que la yegua sí… que era malgeniado, soberbio y arrogante y que en cualquier momento daría una buena patada en el rostro a cualquiera de las que  descubriera su verdadero interior  y le dijera alguna verdad en espera de una respuesta…, pero él siempre saltaba las  cercas sin explicación, siempre era el mejor y todas las burras que lo rodeaban eran de la mejor calidad, (aquí en Colombia un cruce de caballo con yegua suele ser más valioso que cualquier caballo argentino, pues  una mula es un verdadero tesoro para cualquier campesino, es fuerte, hermosa, noble y cálida, es capaz de agacharse para que un anciano pueda subir fácil sobre su lomo, inclusive se arrodilla cuando lo cree necesario, pero una mula se hace respetar, ella no puede tener hijos, aunque en Antioquia han inseminado y han logrado sacar cría a una mula aunque digan que es imposible).

Pues bien, Potranquita había logrado parir dos mulas y un mulatico hermosos, lo más bello que poseía en su vida, su semental hizo eso, un buen semental y ella lo sabía, pero también sabía que  detrás de su semental había un  hombre que la conocía perfectamente, que ni se inmutaba si la veía hablando con caballos  de otras fincas  pues conocía del valor de su yegua, lo que “Caballo veloz” realmente no conocía de ella,  lo conocía “Semental”… pero ella quería  demostrar que  podría poner sus ojos en “Caballo Veloz”, que él sería mejor que “Semental” y se inició un romance que terminó así:

Caballo veloz, relinchando con sus burras en el potrero del compadre  y enredando de vez en cuando su vaina en cercas muy altas y alambradas  y Potranquita sonriendo de la vida, pues se dio cuenta que era mejor quedarse quieta en su establo con “Semental”, al fin y al cabo era el padre de sus mulitas y su muletico, ¿para qué buscaba enredarse más la vida?

Ésta película la vi ésta semana, parecía  de la época de las cavernas, donde cada locura con un nuevo bolillo prehistórico nos hace reír a carcajadas pues alimenta el espíritu y no nos quedamos dormidas esperando que del cielo  nos lluevan bienaventuranzas.

A lo lejos… en una noche de luna llena mirando a las estrellas… aún escucho ese relincho, me hace sonreír y un pequeño golpe siento en mi corazón, ¿será que la película es en blanco y negro y es cine mudo y comprendí mal el mensaje?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 5/11

 .Éste sin sentido... sólo lo entiendo yo. 

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